Es de noche, bastante tarde, estoy tumbando en mi cuarto, me siento muerto, no tengo sentimientos,es como si los tuviese amputados o algo así, pero el otro día, sentí que una chica me llamaba la atención…..
Tenía el pelo negro, si, qué más da, nunca me gustaron las rubias, me parecen insípidas, y como dicen que en unas horas se puede acabar el mundo, no pierdo nada sincerándome.
La verdad es que no pensé en follármela ni nada, al revés, solo admiraba esa belleza extraña que escondía con tanto recelo, creo que solo para ojos expertos (porque yo me quedé un poco gilipollas admirándola).
Ella era toda una sonrisa llena de dientes, coronada por una nariz minúscula, enana, con dos orificios que daban a pensar que era imposible respirar por ahí, pero se podía, ella respiraba meticulosamente entre palabra y palabra, a decir verdad no la escuchaba demasiado, solo me quedaba con los gestos, esa manera tan impetuosa de mover las manos, esos ojos oscuros, que clavaba en tu pupila mientras hablaba, que te destrozaban, te aceleraban el pulso en mitad de una explosión de luces titilantes.
No me puedo permitir el lujo de enamorarme, sobre todo no puedo dejar que ella se fije en mí, (aunqe nunca lo haría) y más estando enfermo, escondiendo este infierno que tengo de por vida. Pero si me puedo consentir una prórroga, enamorarme unos minutos y guardar su imagen con férreo celo en mi inconsciencia, donde no envejecerá nunca, será siempre eterna y bella en el lugar dónde la dejaré reposando, para siempre, siempre es mucho tiempo, pero la inmortalidad es algo cojonudo porque después de que muera, mi mente seguirá vagando, sin rumbo con su fotografía calcada a fuego.
¿Cómo uno puede enamorarse en estos tiempos tan frenéticos?, siempre se amó con locura en tiempos más cuerdos, pero ahora se ama con cordura, en tiempos tan perturbados, el mundo se rige acorde la ley de Murphy (el absurdo), pienso que no se puede querer a más de una persona en la vida, pero todos merecemos una segunda oportunidad……
-¿Capullo, en que coño estás pensando?, llevas dos minutos ausente, coge el litro y bebe…. ¡Gilipollas!
(Me dice uno que está a mí lado, que sinceramente no sé quién es…. Así que cojo el litro le pego un buen sorbo y me repito)
-¡capullo levántate y anda!
Y como un milagro mis piernas reaccionan llevándome a otra parte mucho más sucia, más desoladora, necesito odiar o hacerme una paja con chinchetas en la mano.
.
Pd: No tengo pasta para chinchetas, si me queréis ayudar enviad el texo;
pajagore al 69-68 (me la chupas y te debo una).
martes, 9 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Si,si, si, yo lo he visto clarisimo. Nada mejor que romper un climax con una buena bofetada.
Publicar un comentario